miércoles, 26 de mayo de 2010

TERAPIAS POR TODAS PARTES Y NI PENSAR EN PENSAR

Los filósofos se han dedicado exclusivamente a observar la naturaleza humana, descripción que bien podría aplicarse a los psicólogos. Cualquier filosofía de la humanidad estaría incompleta sin un punto de vista psicológico. La psicología, a su vez, fracasa cuando está desprovista de un punto de vista filosófico, y ambas disciplinas no han hecho sino empobrecerse como resultado de su bifurcación. Algunas áreas de la filosofía, como la lógica, están situadas claramente al margen de la psicología, lo cual no implica que, por regla general, la filosofía se fundamente en la observación, en los datos, en la percepción, en las impresiones; y todo ello se adentra en el territorio de la psicología. Cuando contemplamos el mundo, no siempre vemos con claridad lo que tenemos delante; los rasgos peculiares fisiológicos y las interpretaciones subjetivas casi siempre intervienen. Esta interpolación (la diferencia entre objeto y experiencia) es pura psicología, y ningún punto de vista filosófico se sostiene sin ella.

La metáfora de la partida de ajedrez (inspirada por mi colega, el consejero filosófico Ran Lahav ilustra las diferencias entre los planteamientos psicológico, psicoanalítico, psiquiátrico y filosófico del asesoramiento.
Imagínese que está en plena partida de ajedrez y que acaba de efectuar un
movimiento.

Una psicoterapeuta le pregunta:

«¿Qué le ha llevado a hacer este movimiento?»
«Bueno, quería comerme la torre», contesta usted, sin saber adonde quiere ir a parar. Mas ella seguirá haciéndole preguntas para hallar la supuesta causa psicológica de dicho movimiento, convencida de que la explicación se oculta tras la frase «Quería comerme la torre», y quizás usted termine por contarle toda la historia de su vida para satisfacer sus suposiciones. Una teoría psicológica que tuvo gran predicamento y que ahora es objeto de críticas feroces habría sugerido que su comportamiento agresivo actual – querer comerse la torre – sería fruto de alguna frustración del pasado.

Un psicoanalista le formula la misma pregunta:

«¿Qué le ha llevado a hacer este movimiento?»

Cuando usted conteste «Bueno, quería comerme la torre», él agregará:
«Muy interesante. Ahora dígame qué es lo que le ha impulsado a decir que eso es lo que le ha obligado a hacer ese movimiento.»
Puede que él vuelva a sonsacarle toda la historia de su vida, o por lo menos los capítulos referentes a los primeros años. Si aun así no se da por satisfecho, tal vez le proponga algunas razones que usted tenía pero de las que no era consciente, remontándose a su más tierna infancia. Una teoría psicoanalítica que sigue vigente a pesar de ser duramente criticada habría sugerido que su comportamiento posesivo – querer comerse la torre – es fruto de una inseguridad reprimida que tendría su origen en el destete.

Una psiquiatra también le pregunta:

«¿Qué le ha hecho hacer este movimiento?»
Y usted vuelve a responder: «Bueno, quería comerme la torre.»
Entonces la psiquiatra consulta la última edición disponible del Diagnostic and Statístical Mamial (DSM, Manual de estadística y diagnóstico) hasta que encuentra el trastorno de la personalidad que se adecúa mejor a los síntomas que usted presenta. ¡Ah!, aquí está:
«Trastorno agresivo-posesivo de la personalidad.»

Una teoría psiquiátrica que sigue vigente aunque cada vez es más censurable habría diagnosticado su comportamiento como el síntoma de una enfermedad cerebral, y usted habría recibido la medicación apropiada para eliminar ese presunto síntoma.

En cambio, un consejero filosófico más bien le preguntaría:

«Qué sentido, propósito o valor tiene este movimiento para usted en este momento?»,
y
«¿Qué relación tiene con su siguiente movimiento?»,
y
«¿Cómo describiría usted su posición general en esta partida y cómo cree que podría mejorarla?».

El filósofo contempla su movimiento no como el mero efecto de una causa anterior, sino como algo significativo en el contexto actual de la propia partida, y también como una posible causa de efectos futuros. El filósofo reconocerá su libre albedrío en los movimientos que efectúe y estimará la causa del movimiento elegido confiriendole toda la importancia que revista, pero no por ello la convertirá en el punto clave de la cuestión que le preocupa.

En mi opinión, es mucho más saludable vivir la vida que cavar constantemente en busca de sus raíces. Si cada día se cavara a la más resistente de las plantas, ésta jamás llegaría a prosperar, por más abono que agregara al agua de riego. La vida no es una enfermedad. Usted no puede cambiar el pasado.
El asesoramiento filosófico parte de estas premisas con el ánimo de ayudar a las personas a desarrollar formas productivas de ver el mundo, y por consiguiente a trazar un plan general de actuación en la vida cotidiana.

Lou Marinoff

sábado, 15 de mayo de 2010

LAS PERSONAS ENTRAN A TU VIDA POR UNA RAZÓN

Uno siempre guarda "fechas especiales" dentro de sí, ya sea el primer día de escuela (o el ultimo), cuando uno tuvo su primera pareja (o su primer beso), su primer día en la universidad (o el ultimo), en fin, uno suele traer a la memoria aquel día en el que sucedió algo agradable (o no tan agradable) que podría cambiar repentinamente el estado en el que se encuentra, en lo personal hay un fecha particular la cual siempre recordare, fue exactamente hace un año (un viernes) que el destino me dio la oportunidad de conocer a una persona muy especial para mí, quien diría a partir de ese encuentro naciera una gran amistad, lo que me recuerda este texto que leí hace tiempo atrás , el cual quiero compartir con ustedes.

Las personas entran en tu vida, por una razón, por una estación
o por una vida entera.
Cuando percibas cual es el motivo, vas a saber qué hacer con cada persona.
Cuando alguien está en tu vida por una razón ...
Es, generalmente, para llenar una necesidad que has demostrado tener.
Ellas vienen a ayudarte con una dificultad, proporcionarte apoyo y orientación, ayuda física, emocional o espiritual.
Podrán parecer un regalo de Dios, y lo son!!!
Están ahí por la razón que tú necesitas que estén.
Entonces, sin ninguna actitud errónea de tu parte o en una hora incierta,
esa persona dirá o hará alguna cosa para que la relación llegue a su fin.
Algunas veces, esas personas mueren,
Algunas veces, simplemente se van,
Algunas veces, actúan y te fuerzan a tomar una posición.
Lo que debemos entender es que nuestras necesidades han sido atendidas,
nuestros deseos cumplidos y el trabajo de ellas hecho.
Tus oraciones han sido atendidas, y ahora, es tiempo de marcharse.
Cuando las personas entran en nuestras vidas por una estación ...
es porque llegó su vez de repartir, crecer y aprender.
Ellas te traen la experiencia de la paz, o te hacen reír.
Ellas te podrán enseñar algo que nunca has hecho.
Ellas, generalmente, dan una cantidad enorme de placer.
Cree!!!
Es real!!!

Pero solamente por una estación.
Relaciones de una vida entera ... enseñan lecciones para la vida.
Cosas que debes construir para tener una formación emocional sólida.
Tu tarea es aceptar la lección, amar a la persona y poner en práctica lo que has aprendido en todas tus otras relaciones y áreas de tu vida.

Se dice que el amor es ciego,
pero la amistad es clarividente.

viernes, 14 de mayo de 2010

LA BUSQUEDA DE LA FELICIDAD

Cuando el hombre explore exhaustivamente el átomo y el inmenso espacio y diga que domina el mundo, cuando conquiste las mas complejas tecnologías y diga que sabe todo, entonces tendrá tiempo para mirar dentro de si mismo. En ese momento descubrirá que cometió un gran error. ¿Cuál?
Comprenderá que dominó el mundo exterior, pero no dominó el mundo interior, los inmensos territorios de su alma. Descubrirá que se convirtió en un gigante de la ciencia, pero que es un frágil niño que no sabe navegar en las aguas de la emoción y que desconoce los secretos que tejen la colcha de retazos de su inteligencia.
Cuando ocurra eso, algo nuevo sucederá. Encontrara por segunda vez su mayor invención: la rueda. ¿La rueda? Si, solo que esta vez será la rueda de la emoción. Una vez encontrada, recorrerá territorios poco explorados y, por fin, encontrará lo que siempre buscó: el amor, el amor por la vida y por el Autor de la vida.
Cuando aprende a amar, el hombre derramará lágrimas no de tristeza, sino de alegría. Llorará, no por las guerras no por las injusticias, sino porque comprenderá que ha buscado la felicidad por todo el universo y no la ha encontrado. Percibirá que Dios la escondió en el que él no ha pensado que podría estar: dentro de sí mismo.
Ese día, su vida se llenará de significado y una revolución silenciosa se producirá en la misma esencia de su espíritu: la soberbia dará lugar al respeto, la discriminación dará lugar a la solidaridad, la insensatez dará lugar a la sabiduría. Pero este tiempo está todavía lejano.
¿Por qué?
Porque ni siquiera descubrimos que la peor miseria humana se encuentra en el terreno de la emoción. El hombre sueña con vivir días felices, pero no sabe conquistar la felicidad. Los poderosos han intentado dominarla. La han cercado con ejércitos, la han acorralado con armas, la han presionado con sus victorias. Pero la felicidad los ha dejado atónitos, pues el poder nunca ha conseguido controlarla.
Los magnates han intentado comprarla. Han construido imperios, han amasado fortunas, han comprado joyas. Pero la felicidad los ha dejado perplejos, pues ella jamás se ha dejado comprar y les ha dicho:
¡El sentido de la vida se halla en un mercado donde no se usa el dinero!.
Por eso hay miserables que moran en palacios y ricos que moran en casuchas.
Los científicos han intentado entender qué es la felicidad. Han investigado, hecho estadísticas, pero ella los ha confundido diciendo:
¡La lógica numérica jamás comprenderá la lógica de la emoción!.
Confundidos, han descubierto que el mundo de la emoción es indescifrable a través de los códigos del mundo de las ideas.
Los intelectuales han buscado la felicidad en los libros de filosofía, pero no la han encontrado
¿Por que?
Porque hay más misterios entre la emoción y la razón de los que jamás ah imaginado la mente de los filósofos. Por eso los pensadores que han amado el mundo de las ideas y han despreciado el mundo de la emoción han perdido la ilusión por la vida.

Augusto Cury