martes, 19 de junio de 2012

Ni contigo ni sin ti

Algunas personas no conciben ver a sus exparejas con una nueva relación. Sin embargo, tampoco quieren volver a comprometerse con ellas. El llamado síndrome de ‘El Perro del Hortelano’.


Camila decidió terminar con Joaquín cuando entendió que esa relación no le convenía. Lo tenía claro: ya no existía la misma ilusión del inicio. La relación se había transformado en un mal sueño e, incluso, en sufrimiento. Todo parecía ser ahora racionalmente simple.

Joaquín no insistió más, pero tampoco perdió la oportunidad de decirle, una y otra vez, lo mucho que aún la quería. Camila se repitió mil veces que la decisión tomada era la correcta. Ya en el pasado, el ‘cortar por lo sano’ le había evitado malos ratos. Además, así pretendía guardar algo de la amistad.

Ambos trabajaban juntos y optaron por la convivencia pacífica. Continuaron con las pláticas nocturnas, con las llamadas para saludarse y, una que otra vez, con algún arranque de celos.

Todo parecía ir en un cauce normal hasta que Camila notó el interés de Joaquín por una tercera persona. No podía concebir que él se fijara en alguien más cuando habían pasado solo pocas semanas de su ruptura. Ella le empezó a exigir más atención, lo llamaba para saber cómo se encontraba y quería que él supiera que ella siempre estaba presente. Luchaba contra sus propias contradicciones. Sabía que no quería volver a mantener la relación amorosa, pero no soportaba la idea de que él tuviera a alguien más.

Esa situación la confundió mucho y llegó a pensar que, si sentía tantos celos de Joaquín, se había adelantado en terminar con él. Sin embargo, cuando lo sentía cerca, la misma desilusión de siempre la envolvía. Lo único que tenía claro era que no soportaba la idea de ser reemplazada.

¿SIMPLE ORGULLO?
Para Estela Inga Zapata, psiquiatra de la clínica San Gabriel, ese síndrome –conocido como ‘El Perro del Hortelano’– se observa con frecuencia en las personas que no han terminado de procesar el fin de la relación.

La especialista afirma que, como toda pérdida, el fin de un compromiso requiere un proceso de duelo, el cual incluye la negación, el enojo, la depresión y, finalmente, la aceptación.

Asegura que la situación se convierte en un problema cuando, pasados al menos seis meses de la ruptura, los celos por la expareja persisten.

Ese caso sería una posible personalidad trastornada y emocionalmente dependiente que debería recibir terapia psicológica.

TENGA EN CUENTA

- Si recién has terminado una relación, lo recomendable es que no mantengas ningún tipo de contacto con tu exenamorad@.

- Evita saber de él o ella a través de amigos en común o por medio de las redes sociales. La separación te ayudará a empezar una vida sin él o ella.


Tomado de Peru21.pe

No hay comentarios:

Publicar un comentario