viernes, 19 de febrero de 2010

PENSAMIENTOS IDEALIZADOS SOBRE EL AMOR I

La cultura de la entrega total y la abnegación sin límites se sustenta en varias concepciones erróneas o mitos sobre el amor. Rendirle culto al amor es entregarse sin pena ni gloria a sus avatares y poner la palanca de control afuera.
Los pensamientos idealizados sobre el amor producen al menos tres efectos negativos en la manera de procesar la experiencia afectiva: justifican lo inaceptable o lo peligroso, hacen que nos quedemos anclados en relaciones dañinas bajo los auspicios de una esperanza inútil y crean un choque con la realidad debido a la discrepancia que se genera entre el amor ideal y el amor real.
La mito
logía del amor romántico se fundamenta en lo que podríamos llamar una filosofía "omni", la cual considera que el amor en general y el amor de pareja en particular son: omnipresentes (ocupan todo el ser), omnipotentes (todo lo pueden) y omnisapientes (fuentes de sabiduría infinita). En resumidas cuentas, si estás enamorado, estás hecho: pleno, poderoso y sabio.
A continuación, analizaré en detalle tres mitos sobre el amor y las consecuencias negativas que genera cada uno de ellos en la manera de sentir y pensar el amor: "Si hay amor, no necesitas nada más","El verdadero amor es incondicional" y "El amor es eterno".

1]"SI HAY AMOR, NO NECESITAS NADA MAS"
Esta
creencia considera que el amor romántico (el sentimiento amoroso) basta para que una relación funcione adecuadamente. De ahí el desconcierto de la mayoría de las personas que asiste a terapia por problemas de pareja: "¿Por qué peleamos, si nos amamos?", como si el amor sentimental generara una especie de inmunidad contra las controversias y además hiciera desaparecer los conflictos por obra y gracia del afecto santo. Si tu relación dependiera exclusivamente de la emoción pasional, quedaría sometida a los vaivenes naturales que ofrece cualquier tipo de emoción. ¿Acaso no hay días en que literalmente no soportas a tu pareja y otras en que pareces flotar en una nube ante su presencia?
Reducir el amor al enamoramiento es un error. El amor también se "piensa" y por eso tienes la opción de construir y de reinventar la convivencia con tu pareja. Para resolver los problemas de cualquier relación necesitamos, además del afecto, otras habilidades cognitivas y comportamentales, como, por ejemplo, estrategias de resolución de conflictos, paciencia, gestión pacífica, aprender a ajustar las diferencias individuales, establecer alianzas y acuerdos amorosos y competencias por el estilo.
Estar enamorado es una experiencia increíble, pero no basta por sí misma para armonizar totalmente dos egos y lograr la conjunción de valores, intereses y deseos requeridos para vivir bien en pareja.
Tal como lo expliqué, cuando amamos de manera inteligente y completa, no solamente actuamos bajo la dirección de Eros, también necesitamos ser amigos de la persona amada y preocuparnos por su bienestar: el amor se siente, se piensa y se actúa. El amor pensado es amistad. En ella, la voluntad interviene directamente. TÚ no dices me "amisté", cuando haces un amigo o amiga, porque entras a la amistad por la puerta de la elección voluntaria, tienes la posibilidad de escoger a tus amigos. Así debería hacerse, o al menos intentarse, en la relación de pareja. Incluso al comienzo de una relación podemos construir un espacio cognitivo para analizar al candidato o candidata.
Más lo primero, sin duda. La mente se despeja y "vemos lo que es" o lo que siempre fue: lucidez que aparece cuando el sentimiento le deja espacio a la razón. Repito: si tu vida de pareja dependiera exclusivamente del sentimiento, sería tan inestable y fluctuante como el clima.
Ante una relación pésima tienes dos posibilidades:
Pensamiento realista (así duela): "Nos queremos mucho, pero no podemos vivir juntos".
Pensamiento irracional (así produzca alivio):"Somos totalmente distintos, el agua y el aceite, pero si hay amor, vale la pena intentarlo".

Malas noticias:
El amor interpersonal no puede juntar el agua y el aceite, ni multiplicar panes y peces.
Cuando hablo de racionalidad afectiva, sobre todo en las malas relaciones, no me refiero a que debamos "saber" por qué amamos a alguien,
sino "por qué" no deberíamos amarlo, que es, sin duda, más importante y esclarecedor.

Walter Riso

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