lunes, 26 de julio de 2010

ACERCA DE LAS ALMAS GEMELAS

El dia de ayer tuve una conversacion interesante con una amiga, no me acuerdo como salio el tema en si, pero realmente disfrute de la platica con ella, se preguntaran cual es el tema ?
Bueno, el tema es : si existe una persona indicada para cada uno de nosotros ?, y si esta persona existiese, existe una sola ? (tendran que disculparme por la forma de expresarme, es debido a que tengo una formacion matematica, y bueno solemos hacerlo de esa forma)

Me quede pensando toda la noche en la conversacion que tuvimos, cuando de pronto me acorde de una conversacion similar que tuve hace un par de años con un amigo de la Universidad, el cual me comentaba de lo que una ves habia encontrado en un libro de Paulo Coelho, el cual deseo compartir con ustedes.

Cuando las personas piensan en la reencarnación, siempre se enfrentan con una pregunta muy difícil: si en el comienzo existían tan pocos seres humanos sobre la faz de la Tierra, y hoy existen tantos, ¿de dónde vie­nen esas nuevas almas?
Brida estaba con la respiración suspendida. Ya se ha­bía hecho esta pregunta a sí misma muchas veces.
-La respuesta es simple -dijo Wicca, después de saborear por algún tiempo la ansiedad de la joven-. En ciertas reencarnaciones, nos dividimos. Así como los cristales y las estrellas, así como las células y las plan­tas, también nuestras almas se dividen.
Nuestra alma se transforma en dos, estas nuevas al­mas se transforman en otras dos, y así en algunas ge­neraciones, estamos esparcidos por buena parte de la Tierra.
¿Y sólo una de estas partes tiene la conciencia de quién es? -preguntó Brida. Guardaba muchas pregun­tas, pero quería hacerlas una por una; ésta le parecía la más importante.
-Hacemos parte de lo que los alquimistas llaman el Anima Mundi, el Alma del Mundo

-dijo Wicca, sin res­ponder a Brida-.
En verdad, si el Anima Mundi se li­mitara a dividirse, estaría creciendo pero también que­dándose cada vez más débil. Por eso, así como nos dividimos, también nos reencontramos.
Y este reen­cuentro se llama Amor. Porque cuando un alma se divi­de, siempre se divide en una parte masculina y una fe­menina.
Así está explicado en el libro del Génesis:

"El alma de Adán se dividió, y Eva nació de dentro de él".
Wicca se detuvo, de repente, y se quedó mirando la baraja esparcida sobre la mesa.
-Son muchas cartas -continuó- pero forman par­te de la misma baraja. Para entender su mensaje las necesitamos a todas, todas son igualmente importan­tes.

Así también son las almas. Los seres humanos están todos interligados, como las cartas de esta baraja. En cada vida tenemos una misteriosa obligación de reen­contrar, por lo menos, una de esas Otras Partes.
El Amor Mayor, que las separó, se pone contento con el Amor que las vuelve a unir.
-¿Y cómo puedo saber que es mi Otra Parte? -ella consideraba esta pregunta como una de las más impor­tantes que había hecho en toda su vida.
Wicca se rió. Ella también se había preguntado sobre eso, con la misma ansiedad que aquella joven que tenía enfrente. Era posible conocer a la Otra Parte por el bri­llo en los ojos: así, desde el inicio de los tiempos, las personas reconocían a su verdadero amor.

La Tradición de la Luna tenía otro procedimiento: un tipo de vi­sión que mostraba un punto luminoso situado encima del hombro izquierdo de la Otra Parte. Pero todavía no se lo contaría; tal vez ella aprendiese a ver ese pun­to, tal vez no. En breve tendría la respuesta.
-Corriendo riesgos -le dijo a Brida-.

Corriendo el riesgo del fracaso, de las decepciones, de las desilu­siones, pero nunca dejando de buscar el Amor. Quien no desista de la búsqueda, vencerá.
Brida recordó que el Mago había dicho algo seme­jante, al referirse al camino de la magia.

"Quizá sea una cosa sola", pensó.
Wicca comenzó a recoger la baraja de la mesa y Brida presintió que el tiempo se estaba agotando. Sin embar­go, quedaba otra pregunta por hacer.
-¿Podemos encontrar más de una Otra Parte en cada vida?
"Sí -pensó Wicca con cierta amargura-. Y cuando esto sucede, el corazón queda dividido y el resultado es dolor y sufrimiento. Sí, podemos encontrar tres o cua­tro Otras Partes, porque somos muchos y estamos muy
dispersos." La chica estaba haciendo las preguntas cer­teras, y ella necesitaba evadirlas.
-La esencia de la Creación es una sola --dijo-.

Y esta esencia se llama Amor. El Amor es la fuerza que nos reú­ne otra vez, para condensar la experiencia esparcida en muchas vidas, en muchos lugares del mundo. Somos res­ponsables por la Tierra entera, porque no sabemos dón­de están las Otras Partes que fuimos desde el comienzo de los tiempos; si ellas estuvieran bien, también seremos feli­ces. Si estuvieran mal, sufriremos, aunque inconsciente­mente, una parcela de ese dolor.
Pero, sobre todo, somos responsables por reunir nuevamente, por lo menos una vez en cada encarnación, a la Otra Parte que con seguri­dad se cruzará en nuestro camino.
Aunque sea por unos instantes siquiera, porque esos instantes traen un Amor tan intenso que justifica el resto de nuestros días.
El perro ladró en la cocina. Wicca acabó de recoger la baraja de la mesa y miró una vez más a Brida.

-También podemos dejar que nuestra Otra Parte siga adelante, sin aceptarla o siquiera percibirla. En­tonces necesitaremos más de una encarnación para encontrarnos con ella.
Y, por causa de nuestro egoísmo, seremos condenados al peor suplicio que inventamos para nosotros mismos: la soledad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario